Quiero decir te que lo que vas a leer como te comente en mi narración inicial en la parte 1 que es relato que no he escrito yo personalmente, sino una tercera persona, que es la que firma al pie del artículo, son sentimientos que me he encontrado con otros jugadores, tras pasar por un montón de profesionales y lo único que hago es intentar tratar a esos nuevos jugadores con sentimientos encontrados como PERSONAS y no como un cliente más y una facturación. 

Hay un articulo en nuestro blog donde hablo de lo que es un fitting realmente pero el problema no es eso lo que los jugadores amateurs os encontráis normalmente sino algo a lo que nos hemos habituado a llamarlo fitting, que cuando leas el artículos que te digo, sino lo leiste aun lo entenderás pero te lo dejo aquí debajo.

https://handmadecustomclubs.com/que-es-un-fitting-de-golf/

Siempre he dicho que en mi vida y en la de Handmade Custom Clubs, dejo entrar a quien quiero y que rechazo totalmente a aquellos que lo que quieren es hacerme daño con sus envidias y con sus ganas de desprestigiar. La vida me puso en situaciones complejas este año, pero por más que alguno o algunos pretendan dañarme, lo que si que hacen es motivarme más a seguir y saber que si eso pasa es por un motivo, porque estoy haciendo las cosas mejor que otros y no estoy pendiente de nada más de hacer sentir bien a la gente y de tratar a los jugadores como me gustaría que me tratasen a mi. 

Aquí os dejo con el relato que la verdad me parece muy sincero y creo que más de uno de vosotros se podrá llegar a sentir identificado.

© Miki Rapado ®, 2020

Esta parte de la serie voy a titularla de una manera muy sencilla: EL ANTES. Por lo tanto, te podrás imaginar cómo se llamarán las dos siguientes.

A los 16 años (más o menos) me hice mis primeros palos de golf a medida y, desde entonces, tengo claro que por mis manos no vuelven a pasar unos palos de golf de serie o que hayan sido comprados en una tienda. NO, no porque los palos de golf a medida son una parte más de todo el engranaje que forma al jugador, o sea, en dos palabras: SON FUNDAMENTALES.

Eso sí, antes de tenerlos he jugado tres juegos de palos de diferentes marcas/modelos y, obviamente, todos ellos comprados en tienda. También entiendo que es normal que cuando el jugador empieza, como no conoce, investiga poco y todavía “no sabe” (vamos, que está creciendo), pues lo primero que haga sea comprar unos palos de serie o incluso de segunda mano. Es normal y en definitiva todos hemos pasado por ello para saber si esta locura, que tanto nos une, nos gusta.

Pero la clave está cuando ya le has cogido el “truquillo” al golf, cuando tu swing va creciendo, cogiendo forma y sobre todo, cuando lo vas ENTENDIENDO (porque te digo yo, esto es peor que aprender a hablar chino, árabe, suajili… no sé, ¿cualquier idioma difícil que se te ocurra? pues eso).

Desde que descubrí el mundo del fitting y clubmaking con el que fue mi cuarto equipo de palos, decidí que había sido una inversión para siempre y que nunca más me iba a comprar palos de golf en una tienda. Y así fue y ES. Eso sí, a día de hoy mi bolsa tiene todos los palos de golf a medida, toda. Nada de medias tintas, lo que te digo: toda.

 

Te preguntarás, ¿qué pasó entonces? Este año llegó mi quinto y el que es actualmente mi juego de palos (como no, a medida). Sin embargo, esos palos de golf… ese quinto juego de palos… al final, no me hizo mejorar. SÍ, has leído bien: no me hicieron mejorar. De hecho, fui para atrás como un cangrejo.

 

Me hice y encargué unos palos de golf a medida en un sitio especializado con todo el cariño y empeño del mundo, pero todas esas ganas y pasión que le había puesto se perdieron por el camino. De hecho, los llegué a odiar y no quería bajar a entrenar, o si bajaba, lo hacía desganada. Por suerte eso ahora ya no me pasa. El resultado de esta historia llegará en los siguientes artículos, pero de momento, me toca volver a contarte mis recuerdos sobre este “mal trago”.

Defiendo plenamente a quienes se dedican a esta profesión, sin duda alguna, a todos, pero como en cualquier ámbito laboral, defiendo a aquellos que cuidan al cliente como se merece y lo saben escuchar desde el minuto cero. Saben escuchar y QUIEREN escuchar; saben entender y lo QUIEREN entender, cueste lo que cueste.

Y a los palos de golf… también hay que escucharlos.

Hay que escucharlos para fabricarlos con mimo y cariño, para tratarlos con la delicadeza que merecen para que funcionen, para que funcionen BIEN. Y si se pasa mal, si ves que tu jugador no está plenamente satisfecho, si ves que “algo falla” por muy pequeño que sea… siempre has de ser para él un hombro en el que apoyarse. Porque al igual que él se apoyó en ti cuando depositó su confianza para que le fabriques algo tan delicado como son sus palos de golf, tú tienes que estar ahí para entenderlo y ayudarlo, porque nadie mejor que tú sabe de esto.

 

Antes de llegar a manos de Miki Rapado y formar parte del mundo HCC, mi nivel de desesperación con mis palos estaba en el límite máximo elevado a la enésima potencia. Todo el trabajo que había hecho con mi profesor de golf en estos dos últimos años se había ido “al traste”. Y NO, no estoy exagerando. ¿Recuerdas a mi “combo plus”? Pues los dos te lo pueden corroborar con argumentos técnicos y de peso suficiente. Pero bueno, a veces las circunstancias se dan de una manera que no esperamos y hay que lidiar con ello; así lo viví y lo vivieron quienes me conocen y ven jugar día a día. En fin, una época para olvidar, así es la vida.

 PERO LA VIDA SIEMPRE DA MUCHAS VUELTAS 

Tener unos palos de golf a medida “no tan a medida” es un peligro. Es un peligro tanto personal como físicamente. Y ahora sí que te preguntarás: ¿qué sucedió?

Pues bueno:

  • Perdí la ilusión por el golf.
  • Dejé de disfrutar entrenando y jugando.
  • Dejé de jugar torneos.
  • Me retiré de competiciones porque no “aguantaba” en el campo (Nota: ya puedo estar jugando mal o fatal, que mi moral no me permite retirarme nunca de un torneo, pero bueno ya ves hasta qué punto se puede llegar).
  • Me cansaba demasiado entrenando, volvía a casa agotada.
  • No salía a jugar al campo porque tenía “miedo”.
  • Le cogí manía a los palos, a aquellos a los que tanto mimo les había puesto cuando me los compré.
  • Mi swing cambió inconscientemente porque no era capaz de dominar a los palos nuevos. El swing me dominaba a mí. Era un gesto agresivo, descoordinado, en fin, no era yo. Y no, eso de que “no son las flechas, es el indio” no es del todo cierto, porque para que un indio pueda ser efectivo en sus tiros tiene que tener buen material. No creo yo que el indio quiera tirar con flechas cuya punta pese 3 kilos con el astil hecho en filigrana, ¿te imaginas los tiros? ¡FLIP- FLOP!
  • Me desesperé en todo el proceso.
  • Dejé de disfrutar de mi cambio.
  • Lloré.

Yo sabía que mis palos tenían “algo”, que no estaban del todo hechos para mí o que, quizás, no se habían hecho con todo el cariño que se le debería de haber puesto. Ya te adelanto que los palos no son una mascota (obvio que no, jeje), pero si no los fabricas con cariño, cuidado o pensando un poco en el jugador y sus circunstancias, tanto físicas como dinámicas, esos palos nunca van a funcionar. Te pueden funcionar unas semanas (y da gracias), pero… ¿consistencia? Olvídate. Bienvenido a los juegos del hambre… hambre de birdies… y fartura de bogeys y “rayitas”.

MI DECISIÓN DESPUES DE ESTO FUE LA SIGUIENTE

Y yo sentía eso, que algo me pasaba con mis palos y que algo no iba bien. Necesitaba ayuda, necesitaba que alguien me explicase BIEN qué pasaba, con argumentos técnicos y de peso, pero más que nada que me mirase porque yo sabía que algo fallaba. Porque por mucho que yo jugase, esos palos me sacaban las cosquillas y algo no estaba bien por “dentro”. Necesitaba alguien que, en dos palabras, ME ESCUCHASE; necesitaba a Miki Rapado.

 

No sé si decir que es una suerte o un inconveniente, pero mi swing y mi golf van mucho por feelings; necesito sensaciones y que el palo me transmita. Necesito sentir y comprender lo que estoy jugando con mis manos y que lo que veo, me gusta. Sobre todo si te paras a pensar por un momento que esas sensaciones que sientes tú, las debería de sentir (y si no sentir, entender) tu fitter/clubmaker y si ves que no estás en sintonía con él, por cualquier motivo, o que simplemente no te entiende: cambia de profesional. Y eso no significa en absoluto que se desmerezca su trabajo, es simplemente cuestión de feelings.

 

Encontrar la configuración idónea de un palo de golf a medida, aun no teniéndolo consigo, es una verdadera aventura digna de admirar: un auténtico trabajo de artesano; vuelve a grabarte su nombre: Miki Rapado.

¿Es malo buscar segundas opiniones? No.

¿Es malo investigar y aprender? No.

¿Es malo preguntar o tener dudas? No.

¿Sólo compras ropa en UNA tienda? No

CREO QUE DESPUES DE ESTO POCO MÁS QUE DECIR ¿NO?

Y recuerda una pequeña moraleja-historieta:

Si eres un runner que está preparando maratones de alto nivel, lo suyo sería que te compres las mejores zapatillas del mercado de última gama ultra top para mejorar tus tiempos, mejorar en calidad de zancada y ser más dinámico, ¿no? Vale, bien. Pero… ¿y si sólo te venden un 43 y tú en realidad calzas un 40? ¿las comprarías?

 

LO LÓGICO ES QUE SEA QUE NO.

 

No creo que quieras terminar la carrera lleno de ampollas o sufriendo por llegar a meta (al menos yo no lo veo así) porque, o te pones cinco pares de calcetines para poder llenar tu número hasta el tope, o no llegas al objetivo.

 

Pues esta misma filosofía deberías de aplicar con tus palos de golf de ahora en adelante. Si ves drivers, wedges, putters o juegos de hierros ya montados de serie, ¿no te planteas por un momento que igual te quedan grandes? ¿o pequeños? ¿o que la varilla no está hecha para ti? ¿o que la distribución del peso no es lo mejor para el gesto dinámico de tu swing? ¿o que simplemente deberías de acudir a un profesional de los palos de golf a medida, para llevar tu golf un paso más allá?

 

¿Las zapatillas del 43 te servirían? NO. Pues el palo de serie, tampoco. ¡Nos vemos en el siguiente artículo!

M.V.F

es_ES
Abrir chat
💬 ¿Necesitas ayuda?
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?